La chica complace todo
Paola es la vecina más envidiada del edificio, que en su mayoria está habitado por mujeres ya conocedoras de la vida, de los hombres, con hijos, un trabajo, un perro y algunas con divorcios entre su historial curricular. Mientras que Paola es una chica joven, practicamente recién graduada, con un buen trabajo y todos los hombres de la zona anonadados con su simple presencia. Pero las mujeres no la envidian y la ven feo porque sea emprendedora, simpática, joven y profesional; ellas la envidian por ese pequeño detalle de ser la mujer más deseada y pretendida de la cuadra.
A ninguna de ellas le importan sus cualidades o habilidades, lo que les interesa saber es esa cosa que ven esos hombres en Paola, la envidian porque incluso recordandóse de jóvenes ninguna de ellas fué tan cortejada como aquella mujer. Lo que ninguna de ellas saben es lo que pasa por la cabeza de Paola, mucho menos conocen su situación y vida amorosa. Ella no entiende esa envidia de la que incluso ha sido victima de parte de sus propias amigas, compañeras de trabajo y de clases; sabe que no tiene nada que ver con su carro nuevo, mucho menos con su novio. Porque ¿a quién le va a gustar tener un novio en otro país?- . Así es, pero ese no es el único problema de su relación porque a diario Paola tiene que llenarse de paciencia con los ataques de celos que vive su novio. Uno de esos especímenes masculinos controladores, egocéntricos y manipuladores que teniendo a la distacia como excusa se aprovecha de la buena fé de Paola.
Como si fuese una cuenta que tenía que pagar ella pasaba los días tratando de entenderlo, evitar las peleas, las discusiones y sobre todo el sentimiento de culpa que cada una de ellas le dejaba. No importa si su made y sus amigas dicen misa, ninguna de esas palabras es válida porque ella tiene además una culpa oculta - En realidad no estaba enamorada de él y ya había rechazado la primera proposicion de matrimonio-. Como siempre fué criticada por dejar pasar esa oportunidad y atreverse a rechazarlo (¿quién los entiende?), no quedó cosa que ella pudiese hacer para arreglar la situación con su novio, cada vez empeoraba haciendo , incluso, que él se dedicara a espiarla, que la visitara de sorpresa y que la obligara a dejar de ir al gimnasio.
¿Cómo puede tener tanta influencia sobre tí una persona que está tan lejos físicamente y que además no quieres?- era la pregunta que tuvo que hacerse antes de seguir aguantando todos los abusos y teatros melo-dramáticos que le armó el novio, pero no! Paola no entendía nada, ni a él, ni las opiniones de sus amigas, ni a ella misma. ¿Eso acaso es lo que todas esas mujeres estaban envidiando? - una mujer común y corriente, con una relación amorosa desastrosa, sumergida en pleitos y dramas griegos, insegura y atacada a diario, traicionada por esas otras mujeres que como aquellas se dedicaban a desear que por lo menos se tropezara y cayera.
¿Qué le pasa a esas mujeres que ven sus inseguridades reflejadas en las demás y las odian sin razón alguna por algo que ellas no tienen? sin darse cuenta de que lo que les sobra es lo que a las otras les falta.
A veces la competencia femenina no ve mas allá de una nariz empolvada.
A ninguna de ellas le importan sus cualidades o habilidades, lo que les interesa saber es esa cosa que ven esos hombres en Paola, la envidian porque incluso recordandóse de jóvenes ninguna de ellas fué tan cortejada como aquella mujer. Lo que ninguna de ellas saben es lo que pasa por la cabeza de Paola, mucho menos conocen su situación y vida amorosa. Ella no entiende esa envidia de la que incluso ha sido victima de parte de sus propias amigas, compañeras de trabajo y de clases; sabe que no tiene nada que ver con su carro nuevo, mucho menos con su novio. Porque ¿a quién le va a gustar tener un novio en otro país?- . Así es, pero ese no es el único problema de su relación porque a diario Paola tiene que llenarse de paciencia con los ataques de celos que vive su novio. Uno de esos especímenes masculinos controladores, egocéntricos y manipuladores que teniendo a la distacia como excusa se aprovecha de la buena fé de Paola.
Como si fuese una cuenta que tenía que pagar ella pasaba los días tratando de entenderlo, evitar las peleas, las discusiones y sobre todo el sentimiento de culpa que cada una de ellas le dejaba. No importa si su made y sus amigas dicen misa, ninguna de esas palabras es válida porque ella tiene además una culpa oculta - En realidad no estaba enamorada de él y ya había rechazado la primera proposicion de matrimonio-. Como siempre fué criticada por dejar pasar esa oportunidad y atreverse a rechazarlo (¿quién los entiende?), no quedó cosa que ella pudiese hacer para arreglar la situación con su novio, cada vez empeoraba haciendo , incluso, que él se dedicara a espiarla, que la visitara de sorpresa y que la obligara a dejar de ir al gimnasio.
¿Cómo puede tener tanta influencia sobre tí una persona que está tan lejos físicamente y que además no quieres?- era la pregunta que tuvo que hacerse antes de seguir aguantando todos los abusos y teatros melo-dramáticos que le armó el novio, pero no! Paola no entendía nada, ni a él, ni las opiniones de sus amigas, ni a ella misma. ¿Eso acaso es lo que todas esas mujeres estaban envidiando? - una mujer común y corriente, con una relación amorosa desastrosa, sumergida en pleitos y dramas griegos, insegura y atacada a diario, traicionada por esas otras mujeres que como aquellas se dedicaban a desear que por lo menos se tropezara y cayera.
¿Qué le pasa a esas mujeres que ven sus inseguridades reflejadas en las demás y las odian sin razón alguna por algo que ellas no tienen? sin darse cuenta de que lo que les sobra es lo que a las otras les falta.
A veces la competencia femenina no ve mas allá de una nariz empolvada.
Comentarios
Este cuento es parecido también a ese, creo que no hay muchas diferencias con ese tipo de personas.
Gracias por tu historia!
Saludos Sharon!
En un tiempo fui celoso, posesivo, y controlados, incluso fui manipulador, aunque no en el extremo de prohibirle a mi pajera que hiciera tal o cual cosa. Ella procuró ser comprensiva e incluso cedió a algunas de mis demandas, pero no lo hizo porque ella quisiera, sino por evitar más problemas conmigo. Y en el fondo yo sabía eso, así que pasó lo que pasa cuando no hay confianza: La relación se fue deteriorando hasta que ya era insostenible y terminamos.
La soledad me hizo reflexionar en ciertos aspectos y aunque estaba ya descartado cualquier reconciliación, decidí cambiar mi actitud de celópata y confiar en mi siguiente pareja, la cual llegó un año después.
Y pasó casi que todo lo contrario. Yo procuré vivir mi vida confiando en la otra persona, pero ella sentía que yo no era digno de confianza, me interrogaba exaustivamente, me llamaba y si no le contestaba enseguida se prendía el gran peo. Se fueron acumulando cosas y cuando me dí cuenta de que la situación de esa relación era a la inversa de la relación anterior decidí terminarla, NO VALE LA PENA TENER UNA RELACIÓN DONDE NO EXISTA LA CONFIANZA PLENA Y MUTUA.
Gracias por este post. Me sirvió de mucho.