A un año de Emigrar,
Hoy se cumple 1 año desde que salí de Venezuela, aunque la situación es desfavorable desde hace mucho tiempo, creo que pasé mucho tiempo esperando que las cosas mejoraran, porque siempre pensamos que no podía ser peor...
Sin embargo, después que uno sale el tiempo con el que todo el sistema económico-social del país se desgasta es tan rápido que se pierde de nuestra vista. Al paso de éste año se devaluó la moneda, se cambió el cono monetario, se crearon los petros, se tienen dos gobiernos y es difícil entender todo eso al paso que ocurre desde afuera.
La sensación es agridulce, porque a pesar de vivir en un país estable, donde no tengo que preocuparme de que mañana no consiga carne o acetaminofén, los problemas los cambiamos por otros y desde el exilio valoramos mas lo que no valoramos estando en nuestro país (cosas que sólo entiende el que emigra). Igualmente respeto grandemente a quiénes aún están en Venezuela sorteando toda esa situación y sobreviviendo a cada cosa nueva que surge.
Cuando veo que otra persona cuenta el tiempo que ha estado fuera de Venezuela, me gusta preguntar por su balance personal y ahora me toca a mi hacerme la misma pregunta. Sinceramente, considero el balance totalmente positivo a pesar de todos los problemas que surgen en el día a día, de las noches sin dormir pendiente de mis familiares aún en Venezuela, de la preocupación por cómo se pagarán las cuentas y de todo lo que hay que soportar y a lo que hay que acostumbrarse cuando estás en un sitio con otras costumbres, con otra cultura y con otras formas.
No todo es color de rosa cuando se sale de Venezuela, pero a mí me gusta enforcarme en lo bueno y en lo que he crecido personalmente éste año, sé que estoy donde debo estar para poder hacer lo que puedo hacer hoy. Esa es mi experiencia, mi autoexamen, que no tiene que ser la experiencia de los demás porque cada quien vé las cosas desde una perspectiva diferente.
Aún nada está dicho,
Aún nada es para siempre.
Hoy se cumple 1 año desde que salí de Venezuela, aunque la situación es desfavorable desde hace mucho tiempo, creo que pasé mucho tiempo esperando que las cosas mejoraran, porque siempre pensamos que no podía ser peor...
Sin embargo, después que uno sale el tiempo con el que todo el sistema económico-social del país se desgasta es tan rápido que se pierde de nuestra vista. Al paso de éste año se devaluó la moneda, se cambió el cono monetario, se crearon los petros, se tienen dos gobiernos y es difícil entender todo eso al paso que ocurre desde afuera.
La sensación es agridulce, porque a pesar de vivir en un país estable, donde no tengo que preocuparme de que mañana no consiga carne o acetaminofén, los problemas los cambiamos por otros y desde el exilio valoramos mas lo que no valoramos estando en nuestro país (cosas que sólo entiende el que emigra). Igualmente respeto grandemente a quiénes aún están en Venezuela sorteando toda esa situación y sobreviviendo a cada cosa nueva que surge.
Cuando veo que otra persona cuenta el tiempo que ha estado fuera de Venezuela, me gusta preguntar por su balance personal y ahora me toca a mi hacerme la misma pregunta. Sinceramente, considero el balance totalmente positivo a pesar de todos los problemas que surgen en el día a día, de las noches sin dormir pendiente de mis familiares aún en Venezuela, de la preocupación por cómo se pagarán las cuentas y de todo lo que hay que soportar y a lo que hay que acostumbrarse cuando estás en un sitio con otras costumbres, con otra cultura y con otras formas.
No todo es color de rosa cuando se sale de Venezuela, pero a mí me gusta enforcarme en lo bueno y en lo que he crecido personalmente éste año, sé que estoy donde debo estar para poder hacer lo que puedo hacer hoy. Esa es mi experiencia, mi autoexamen, que no tiene que ser la experiencia de los demás porque cada quien vé las cosas desde una perspectiva diferente.
Aún nada está dicho,
Aún nada es para siempre.
Comentarios