A la hora justa
Dos pichones vivían en su nido, cómodos bajo el cuidado de su madre, quién se preocupaba por todo lo que hiciera falta: comida, abrigo, enseñanzas, incluso amor. Poco a poco los pichones fueron creciendo, curiosos de la vida que había fuera de aquél nido, uno era más curioso que el otro.
-Algunos prefieren mirar y otros sólo queremos ser mirados .- Se explicaba uno.
-Yo quiero ser como mi madre, libre, valiente, fuerte, sabia. Quiero aprender, quiero ver hasta lo que otros no han visto, quiero llegar lejos, muy lejos.- Se explicaba el otro.
Poco a poco fueron aprendiendo los oficios de la vida y aquello para lo que su madre los tenia destinados. Comenzaron a caer y levantarse, a tratar de alzar vuelo, a conseguir su propio alimento, se encontraron y desencontraron. Comenzaron a ser más y más independientes, pero en el límite donde estaba la gran diferencia entre lo que querían de sus vidas, estaba el gusto de estar juntos, de disfrutar un vuelo el uno al lado del otro.
Se hacían compañía, se seguían a través del inmenso cielo del que eran dueños ahora que estaban creciendo. Por mucho tiempo estuvieron así y eran felices. Vaya que lo eran!, reían todas las tardes, jugaban, inventaban trucos nuevos, compartían todo su tiempo, todos sus sueños. Aprendían de las diferencias y apreciaban lo que el otro podía brindarle a su limitado conocimiento, uno de ellos se dejó envolver por el otro porque comenzó a querer más, cada vez más... su mente viajó mas lejos de lo que sus alas le permitían y quería/ ansiaba/ anhelaba llegar hasta ese lejano horizonte del lado de su compañero de vuelo, pero ¿ y él?. Él todavía no había llegado tan lejos, aun estaba cómodo con los juegos, con su forma de vivir y divertirse; todavía no había llegado a ver el horizonte con tanto deseo.
Una tarde, ya adultos los pichones, volaban como siempre uno al lado del otro sobre un intenso azul brillante, rodeados de imponentes cordilleras verdes y frescas, dibujados frente de aquel horizonte como una pequeña sombra dentro de tanto esplendor. El mas soñador tuvo ganas de seguir,de ir esta vez mas allá, de hacer algo diferente; para él era el momento de cambiar. Volteó a hacerle la seña de costumbre a su compañero, pero éste no la entendió y dio vuelta donde siempre solían regresar.
El tiempo se detuvo por una fracción de minuto, el ya no tan pichón veía a su compañero dar la vuelta como en cámara lenta y tuvo ese sentimiento, ese impulso de querer seguirlo como siempre, pero algo no lo dejaba... en el fondo, algo le decía que no volteara y tampoco lo dejaba. Su mirada no se separó de su compañero por un largo tiempo aunque siguió el camino que hacía tanto había querido seguir.
-¿Es este el momento adecuado? y si no lo es ¿Entonces cuándo? - pensaba.
Entraba en un dilema,¿ quedarse o irse.?.. No! no podía devolverse, no quería, aun cuando su compañero se detuvo a preguntar por su regreso.
- ¿Qué haces? ¿A dónde vas?- preguntó cuando notó su ausencia.
-Algunos prefieren mirar y otros sólo queremos ser mirados .- Se explicaba uno.
-Yo quiero ser como mi madre, libre, valiente, fuerte, sabia. Quiero aprender, quiero ver hasta lo que otros no han visto, quiero llegar lejos, muy lejos.- Se explicaba el otro.
Poco a poco fueron aprendiendo los oficios de la vida y aquello para lo que su madre los tenia destinados. Comenzaron a caer y levantarse, a tratar de alzar vuelo, a conseguir su propio alimento, se encontraron y desencontraron. Comenzaron a ser más y más independientes, pero en el límite donde estaba la gran diferencia entre lo que querían de sus vidas, estaba el gusto de estar juntos, de disfrutar un vuelo el uno al lado del otro.
Se hacían compañía, se seguían a través del inmenso cielo del que eran dueños ahora que estaban creciendo. Por mucho tiempo estuvieron así y eran felices. Vaya que lo eran!, reían todas las tardes, jugaban, inventaban trucos nuevos, compartían todo su tiempo, todos sus sueños. Aprendían de las diferencias y apreciaban lo que el otro podía brindarle a su limitado conocimiento, uno de ellos se dejó envolver por el otro porque comenzó a querer más, cada vez más... su mente viajó mas lejos de lo que sus alas le permitían y quería/ ansiaba/ anhelaba llegar hasta ese lejano horizonte del lado de su compañero de vuelo, pero ¿ y él?. Él todavía no había llegado tan lejos, aun estaba cómodo con los juegos, con su forma de vivir y divertirse; todavía no había llegado a ver el horizonte con tanto deseo.
Una tarde, ya adultos los pichones, volaban como siempre uno al lado del otro sobre un intenso azul brillante, rodeados de imponentes cordilleras verdes y frescas, dibujados frente de aquel horizonte como una pequeña sombra dentro de tanto esplendor. El mas soñador tuvo ganas de seguir,de ir esta vez mas allá, de hacer algo diferente; para él era el momento de cambiar. Volteó a hacerle la seña de costumbre a su compañero, pero éste no la entendió y dio vuelta donde siempre solían regresar.
El tiempo se detuvo por una fracción de minuto, el ya no tan pichón veía a su compañero dar la vuelta como en cámara lenta y tuvo ese sentimiento, ese impulso de querer seguirlo como siempre, pero algo no lo dejaba... en el fondo, algo le decía que no volteara y tampoco lo dejaba. Su mirada no se separó de su compañero por un largo tiempo aunque siguió el camino que hacía tanto había querido seguir.
-¿Es este el momento adecuado? y si no lo es ¿Entonces cuándo? - pensaba.
Entraba en un dilema,¿ quedarse o irse.?.. No! no podía devolverse, no quería, aun cuando su compañero se detuvo a preguntar por su regreso.
- ¿Qué haces? ¿A dónde vas?- preguntó cuando notó su ausencia.
Ya era tarde, él había emprendido su vuelo, libre, propio, independiente aunque aun había algo que le hacía falta. Volteó a ver aquel horizonte delirante y entonces no volteó más. Ahora ése era su objetivo, como compañero ya había cumplido.
Comentarios
Y me encontré con este post muy cierto, muy sabio,lleno de sentimientos y sensaciones.
Humm, la verdad este post me recuerda muchos actos de mi vida pasada, que me traen nostalgia, tanto como hijo, amigo y confidente; me recuerda a esas personas que han pasado por el camino de mi vida.
Aquellas que he tenido que dejar atrás,y con dolor...para seguir hacia adelante.
Una linda historia para reflexionar.
saludos! y besos! cuídate!
Buenas noches ;)
SALUDOS!
Muy buena tu descripción.
Saludos.
un abrazote
Esos pichones me hacen pensar en hace un año, cuando dedici cambiar de direccion y habian cosas que me ataban a no hacerlo pero no hay nudo que no se pueda desatar, creo...
SaludoS