Historias del Edificio
En la vida no hay otra justicia posible que el azar, leyó el médico entre la fatiga de los ojos y el sopor del brandy. La frase de Borges lo impactó doblemente: por desconocida, y sobre todo por exacta.
Desde ese instante, todas las noches se despide de la enfermara con las palabras de rigor:
- Estoy en mi casa, el paciente está delicado, cualquier emergencia me llama al
buscapersona.
Cuando llega a su apartamento junto con la copa de licor toma en sus dedos una moneda. El lanzarla, la luz de las lámparas la nutre con exiguos destellos.Luego es el tintineo sobre el piso, el oscilar de las dos caras. Si aparece el rostro de Bolívar, el buscapersona permanece encendido durante la noche y es posible cualquier aviso. Si por el contrario aparece sello, el doctor extrae las baterías del aparato y las coloca sobre la mesa.
- " En la vida no hay otra justicia posible que el azar"- susurra mientras
camina hacia el cuarto y su esposa lo aguarda en la capa más profunda del sueño.
Comentarios
Con respecto a tu blog, veo que tienes bastantes cosas interesantes que decir (no es el tipico blog lleno de quejas existencialistas "mi-vida-apesta" ni repleto de poemas cursis)y, sinceramente, me gusta tu forma de expresarte porque es ameno. No hay que leer diez veces con una nota encima lo que escribiste para entender que fue lo que quisiste decir, y ese es el estilo que me gusta.
Esta no sera la ultima vez que pase por aqui (a menos que me caiga un avion encima, o algo asi).
Saludos!
Espero que no te caiga el avion!
Saludos