La necrofilia

[ Leyenda Urbana ]

Como estamos en la onda de los muertos vivientes, fantasmas y brujas chillonas, me dió por ponerme a buscar las historias que a mi me gustan de verdad, las Leyendas Urbanas, pero no esas que hablan de cuentos de camino que han sido alimentados de generación en generación, sino las historias "macabras" que hablan de la vida real ...
Como ejemplo dejo ésta:

Cuando por fin le tocó tomar clases de Anatomía, Gabriel no podía contener su felicidad: Ahora si podía meterle mano a un cadáver de verdad verdad. Desde que comenzó a estudiar medicina esperaba con ansias ese momento. Todas las otras materias de la carrera le parecían una estupidez sin sentido.

La mañana cuando entró por primera vez a la sala de disecciones nunca se le olvidará. El encargado de conservar los cuerpos en formol recibió a los estudiantes con una sorpresa muy original: Colgó del techo el cadáver de una mujer desnuda con un nudo de horca. Tres estudiantes vomitaron y cuatro se desmayaron en el acto. Sin embargo a Gabriel eso le pareció un chiste fenomenal y se cagó de risa. Desde entonces, Gabriel se dedicó a inventar bromas por el estilo, a escondidas de sus profesores y compañeros.



Por ejemplo: cuando se acababa la clase, Gabriel se quedaba un rato más y entonces jurungaba los órganos de los cadáveres: intercambiaba el corazón con el estómago, o la vesícula con el hígado,o la matriz con un pulmón, para joder al próximo que abriera el cuerpo.

Gabriel gozaba mucho viendo las caras sorprendidas de los que les tocaba intervenir semejante rompecabezas. El encargado de conservar los cuerpoes, cómplice de Gabriel en estas operaciones furtivas, deliraba con cada nueva idea: siempre quería que inventara algo mas horrendo.

Gabriel no le tenía asco a nada, o a casi nada. Lo único que le daba paja era verle la cara a los cadáveres. Por eso no se la destapaba nunca.

Pero una vez se atrevió a hacerlo, y por eso más nunca volvió a meterse con ningún muerto. Resulta que se le ocurrió cortarle el pene a un cadáver y metérselo en la boca a otro que fuera mujer. Consultó con su cómplice y procedió diligentemente: seccionó un miembro particularmente grande, con cuidado, y luego procedió a destapar la cara del cadáver de una mujer gorda y vieja. Pero no pudo introducirle nada en la boca, porque al verle el rostro se dió cuenta que esa mujer era la niñera que lo había cuidado cuando era chiquito.

Gabriel quedó tan espantado que más nunca pudo estudiar medicina. De hecho desde entonces se dedicó a fumar piedra sin parar.

Comentarios

Anónimo dijo…
Esta interesante tu blog, sobre todo el post del aborto, hay otros mas por allí interesantes.
Te leo luego... Bye!
Soy José Luis el de http://tierradenadie.com.ve

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